miércoles, 23 de marzo de 2011

LA VERDAD

Una palabra tan liviana, pero tan pesada de llevar, tan difícil de aplicar en nuestras vidas.

Si nos ponemos a pensar, la verdad, es la base de todo, de lo contario, viviríamos literalmente una mentira. 

La verdad es tan cristalina que muchas veces preferimos darle la espalda para no vernos desnudos ante su presencia, indefensos ante su frialdad, porque es punzante, no tiene compasión, no distingue si es niño, adolecente, adulto o anciano, a todos nos mide con la misma vara, porque la verdad no admite ambigüedades ni tonalidades, es blanco o es negro; por eso, por mas que queramos evadirla, por mas que la disfracemos con justificaciones, tratemos de maquillarla para verla mas bonita, al final, queramos o no, la tenemos que enfrentar cara a cara.

Pero, ¿Porqué vemos a la verdad como la fea del paseo y si aceptamos con complacencia a la mentira?, si todos somos conscientes que con la mentira nada bueno sacamos, ¿Porqué no hacemos nada para combatirla?. No les parece que si viéramos a la verdad como vemos en la actualidad a la mentira, nos evitaríamos tantas molestias y vergüenzas, nos daríamos cuanta que en realidad la verdad no es ese verdugo que nos busca incansablemente para arrancarnos las máscaras y humillarnos ante los demás y a nosotros mismos, relevándonos lo que en realidad somos y no lo que queremos aparentar para ser aceptados, sino simplemente, es la fuente de la tranquilidad para nuestras conciencias, para que podamos decir sinceramente "tengo mi conciencia tranquila".

En conclusión la verdad, no es el problema, son nuestras actuaciones, nuestros pensamientos, nuestras decisiones, la que nos hacen verla así, es nuestro orgullo que no nos permite aceptar las consecuencias de nuestros actos.



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